Título: LA QUINTA ESTACIÓN
Autora: N. K. JEMISIN
Editorial: NOVA
Páginas: 446
Traducción: David Tejera Expósito
De tanto en tanto aparece un libro cargado de hype, promesas de calidad y buenas intenciones. Nueve de cada diez veces esto queda en nada, polvo en el aire, pero a veces se produce el milagro. N. K. Jemisin ha conseguido con La Quinta Estación cumplir y mejorar las expectativas que tenía en su obra.
No debería ser noticia ni un hecho destacado, no debería ser
tan notable como para convertirse en lo primero a mencionar de una obra pero
lamentablemente lo es: hablemos de géneros. Jemisin nos da cuatro personajes principales:
tres mujeres —cada una perteneciente a un rango de edad, desde una cría hasta
una mujer madura— y un hombre. Las tres mujeres se definen por sus acciones no
por su relación con nadie y mucho menos un hombre, ni por su físico o género.
El tema del sexo también es fundamental y Jemisin no lo ha dejado de lado, más
bien al contrario. La relación de dos de los personajes está estrechamente
ligada al sexo y no como os podáis imaginar, pero siempre con naturalidad y
cierta crudeza; llegamos a tener incluso relaciones homosexuales y tripartitas
que entran en la novela con la soltura y calma que siempre deberían tener. La Quinta Estación es una prueba de que
eso que algunos iluminados llaman propaganda o libretos panfletarios no existe
cuando se hace como debe hacerse; es un elemento más, como una guerra, una
relación amorosa o la muerte, se llama naturalidad. Sinceramente, me ha encantado,
visibilización y normalización. Chapeau.
Por si fuera poco, Jemisin además incluye otro tema que
parece seguir escociendo hoy en día: la discriminación racial. En el mundo de La Quinta Estación es algo palpable y un
reflejo bastante fiel de lo que ha ocurrido y sigue ocurriendo. La ficción no
deja de ser una muestra de la realidad aunque sea bajo capas de imaginación.
Pero empecemos por lo fundamental. En el mundo de Jemisin solo hay un continente, enorme y azotado por constantes cataclismos, ya sean terremotos, tsunamis, erupciones y todo lo que estos fenómenos conllevan: sequías, hambrunas o plagas. En este mundo tan poco propicio para la vida, la humanidad ha ido aprendiendo cómo sobrevivir a base de ver alzarse y caer civilizaciones bajo la furia del padre tierra. Así, a través de un aprendizaje transgeneracional de boca de los pocos supervivientes, han establecido un código de pautas y conductas llamado litoacervo para asegurarse la supervivencia en la próxima y temida quinta estación —el nombre que llevan los cataclismos recurrentes que azotan su mundo— y lograr asentarse. Su sociedad se divide en un sistema de castas y cada habitante tiene tanta importancia como útil sea su casta y él mismo como individuo.
En medio de todo esto están los Orogenes, humanos —aunque
hay quien no los considera así— dotados de la capacidad de controlar la tierra
y todo lo que ello supone, como desatar o contener cataclismos. Son perseguidos
por temor a que causen alguna catástrofe y se ven obligados a vivir en una
academia estricta en la que perder el control significa la muerte. Todos
nuestros protagonistas son orogenes y sufren la discriminación diaria que eso
supone y que la pluma de Jemisin se encarga de transmitir al lector, llevándonos
a sentir lo que nadie debería jamás permitir. La autora consigue que la
comparación con la comunidad negra sea inevitable y no tengo ninguna duda de
que era su intención. Si esto fuera poco, la genial traducción de David TejeraExpósito nos remarca esto gracias a su decisión de traducir el término
despectivo con el que se dirigen a os Orogenes como Orograta —no hace falta ser
un genio para ver dónde se ha inspirado con gran acierto en mi opinión—. No es
su único acierto, todos y cada uno de los términos son una maravilla. Que
disfrutemos tanto su lectura se debe en gran parte a su magnífica traducción,
de las mejores. Todo esto hace que la sensación de injustica social y odio
inconsciente y autoimpuesto sea prácticamente palpable.
«La ciencia ficción bien escrita explica el mundo», lo decía
Jemisin en una reciente entrevista a raíz de la publicación en nuestro país de La Quinta Estación de mano de la Nova
—otra medalla más para ellos y su colosal catálogo—. No puedo estar más de
acuerdo igual que no puedo dejar de admirar que sea tan consecuente con ello en
sus novelas.
Un rasgo definitorio de la obra es su estilo. Probablemente
sea lo que primero te llama la atención. Es extraño, a veces parece absurdo,
salta incluso entre segundas y terceras personas pero se mantiene casi siempre
en un narrador testigo que parece salir de la propia protagonista, como si
desdoblase su personalidad. Al final lo entiendes perfectamente pero cuesta
cincuenta páginas acostumbrarse, lo mismo que comprender un poco qué está
pasando, porque aviso ya, el wordbuilding
aquí es brutal pero no hay una mísera línea explicándotelo. Si lo coges, bien,
si no pues esfuérzate un poco más que merece la pena.
Poco más que decir porque no quiero arruinar las sorpresas, simplemente
decir que es una novela diésel, va cogiendo fuerza con cada página y las
últimas cien son trepidantes. Se toma un par de descansos durante el camino,
hay un tramo incluso en el que parece una novela viaje a la antigua usanza pero
es solo un descanso para coger aire. La novela contiene dos grandes giros y
aunque el primero es más previsible y por eso se disfruta un poco menos, el
segundo consigue dejarte con la cara del revés y una sonrisa de satisfacción.
La Quinta Estación
es una joya, una de esas obras que salen en todos los tops del año y
merecidamente, no por nada ha ganado el Hugo 2016 por mucho que haga rabiar a
aquellos que poco disfrutan de su unión entre una historia fascinante y el
reflejo de las injusticias y los kilómetros de camino que nos quedan por
recorrer para hacer que sus reclamos sean innecesarios.
Gran novela y una de las lecturas del año en mi caso. Me alegro que la hayas disfrutado.
ResponderEliminarSaludos
¡Holaa Caótico! Ayer subi una foto del Kindle con Medio rey en el instagram y un chico me recomendó este libro jajaja viendo que te ha gustado tanto creo que le daré una oportunidad, nunca digo que no a un buen libro de este género
ResponderEliminarUn abrazo :)
Sep, esta vez vamos a la par totalmente, como bien dices, parecemos irreconocibles XD Comparto casi cada punto creo. Visualización, normalización y racismo son los tres pilares temáticos de la novela. La tradu de David es maravillosa, y toda esa terminología cala en el lector. A mi no me costo esas 50 páginas la verdad, me maravillo tanto como estaba escrito desde el principio que no recale en ello, solo me transmitía esa rabia y enfado. Y como dices, a veces parecía el típico viaje, pero no era más que el descansito para meter la quinta marcha. Un abrazo^^
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