sábado, 6 de agosto de 2016

#RESEÑA: Harry Potter and the Cursed Child — J.K. Rowling, John Tiffany y Jack Thorne.

Hay toda una generación que recuerda el día que, por lo que fuera, Harry Potter y la piedra filosofal cayó en sus manos. De hecho, esa generación posiblemente tenga multitud de recuerdos asociados a los libros de la escocesa J.K. Rowling.
Para ellos es esta obra de teatro, sin lugar a dudas.



LO MEJOR: Ron, Hermione y, sorprendentemente, el hijo de Malfoy: Scorpius. 
LO PEOR: Lo previsible que puede llegar a ser si vas reflexionando un poco mientras lo lees.


Hablar de esta obra de teatro que nos cae en la manos después de tantos años sin Harry, Ron y Hermione y no desvelar nada sobre su argumento es la ardua tarea que hoy tengo, así que será mejor ponernos a ello cuanto antes. 
Por supuesto, ya que la traducción española —que, al parecer, recibirá el nombre de Harry Potter y el legado maldito— no ha visto la luz, hemos tenido que leer la versión original para traeros esta reseña veraniega, y he aquí uno de los primero puntos a resaltar de la obra. Sí, obviamente es una obra de teatro y sí, tiene algunas acotaciones realmente líricas que serán difícil de apreciar en la representación sobre las tablas, pero no nos engañemos, aunque el nombre de Rowling aparezca bastante grande en la portada, los autores son John Tiffany y Jack Thorne y eso se nota. Si algo debemos agradecerle a J.K. es la belleza que tienen algunos de sus párrafos y es algo que, sin duda, se echa en falta en la obra. Pero esto hace que sea una obra fácil de leer, incluso para aquellos que no dominamos a la perfección el inglés.

(Por favor, dediquemos un breve momento de reconocimiento a Adolfo Muñoz García y a Nieves Martín Azofra que decidieron que el anodino "death eater" de la versión original pasara a ser "mortífago" en la española. 
Toda una genialidad que no podía no resaltar en esta reseña)


En cuanto al argumento, poco se puede decir sin desvelar nada, simplemente que volvemos a reencontrarnos con el Trío de Oro y sus vástagos y que reaparecen los personajes más queridos por todos los seguidores de la saga. Y si bien es cierto que la mayoría de los personajes siguen las líneas de carácter que se marcó en la saga original —Harry, por ejemplo, sigue siendo tan insoportablemente intenso como siempre— hay algunas incongruencias con la que era "la bruja más brillante de su generación" y que parece que con los años ha empezado a ser algo más descuidada (sí, me refiero al incidente en el despacho). 
Aun así, Harry Potter and the cursed child nos deja escenas maravillosas y vueltas a los lugares comunes de la saga que sacarán una sonrisa e, incluso, alguna que otra lagrimilla a los incondicionales del Niño que Sobrevivió, pero no nos llamemos a engaño, lo embarrado del argumento, el formato en obra de teatro y lo previsible de ciertos giros argumentales deslucen la obra.
Está claro que está hecha para ser vista. El presupuesto que mueve el Palace Theatre de Londres seguro que augura un espectáculo audiovisual soberbio cargado de efectos especiales que hará las delicias de los afortunados que tengan la suerte de poder ir a verla, pero para los lectores, acostumbrados a las novelas de J.K. Rowling puede no ser suficiente.
Un amigo comparaba ayer este nuevo Harry Potter con volver con un ex y no podría tener más razón: al principio es genial lo de reencontrarte con el pasado en un ambiente tan familiar, pero al final acabas dándote cuenta que no te ha aportado nada. Pero quizá merezca la pena volver, aunque sólo sea por una tarde, con este ex. 



Por MerytosPropios

martes, 2 de agosto de 2016

#RESEÑA LUNA - I. McDonald

AutorIAN MCDONALD

Título: LUNA: LUNA NUEVA

Editorial: NOVA

Páginas: 421

Traducción: José Heisenberg

 

 




“La gélida acritud del vacío. La letal lluvia radiactiva. El polvo que la recubre, tan viejo como la Tierra. La creciente debilidad de los huesos… O puedes quedarte sin dinero para agua. O para aire. O puedes caer en desgracia con uno de los Cinco Dragones, las corporaciones que dirigen la Luna y controlan sus amplios recursos. Pero te quedas, porque la Luna puede hacerte más rico de lo que eres capaz de imaginar…, mientras sigas con vida.

Adriana Corta tiene ochenta años. Su familia dirige Corta Hélio. Han sobrevivido a las implacables guerras corporativas y a la peligrosa paz subsiguiente. Pero ahora esa paz se resquebraja. Es probable que Adriana tenga que morir, aunque no la matarán sus rivales ni la Luna. Sea cual sea su destino, sin embargo, Corta Hélio no morirá.”

Luna es una gran novela, no voy a andarme por las ramas, pero tampoco es el novelón que nos habían vendido y ni mucho menos es Juego de Tronos en la luna.

Lo primero es lo que más llama la atención del libro y sin dudas su punto fuerte, el wordbuilding. La ambientación lunar de McDonald es tan realista que parece que puedas tocarla, sientes el polvo lunar, la presión de la superficie y la congoja de saberte continuamente a un fallo de morir. Es esa sensación tan vívida lo que soporta la novela en gran parte de la narración, porque desde mi punto de vista, McDonald comete un error que echa por tierra la novela: el planteamiento plano.



Sí, sé que si habéis leído la novela os llevaréis las manos a la cabeza pero me explico. La trama está bien, es interesante aunque podía intrigar y enganchar mucho más, el problema es que no está a la altura de la ambientación. Si ponemos las dos en una balanza, la trama pierde por goleada. Es vulgar a ratos y en ciertas ocasiones, casi inexistente porque se pierde en detalles que no nos interesan, como por ejemplo las andanzas de Lucasinho descubriendo la rebeldía. En un mundo en el que conocemos hasta los nombres de los equipos de balonmano, la trama no puede permitirse flaquear durante tanto tiempo y menos en un novela a la que no le sobran páginas para explayarse. Y precisamente ese ha sido mi problema con la novela, por primera vez creo que le faltan páginas a un libro, por lo menos 200.

McDonald crea buenos personajes, en ocasiones alejados de lo que nos quiere vender al principio, como ocurre con Adriana Corta, cabeza de familia de Corta  Helio, que se nos vende como alguien tan fría y decidida como Cersei pero es mucho más humana, compasiva y generosa de lo que a veces es lógico, pero en general son buenos personajes. Creo que la evolución psicológica que ha querido mostrar se queda corta – de nuevo por la brevedad – pero es buena, el problema es que durante esa evolución, la novela no acompaña. Lo adelanto ya, la trama va sobre un asesinato y el desenlace del culpable no es ni mucho menos sorprendente, pero los personajes actúan a ratos como si estuvieran en un frenesí investigador para dos páginas después dar la sensación de que ni se acuerdan del problema. Con 200 páginas más de desarrollo de la investigación, sumado al ya desarrollo de personajes, creo que hubiese salido una novela mucho más redonda.



Otra cosa que no me ha gustado ha sido la elección de voces narrativas, ojo, que no digo personajes. Los personajes me gustan en su mayoría, pero creo que no todos merecían voz en los capítulos y sobre todo, he echado mucho de menos un personaje de los bajos fondos. Desde el principio se nos repite que la luna puede matarte de mil formas, que las respiraciones cuestan, que los contratos escasean y los pobres pasan mil infiernos para sobrevivir a cada día. Nos iniciamos en este mundo con un capítulo soberbio de Marina, que vive todo lo lejos de la riqueza de lo que se pueda uno imaginar, bien, es perfecto, el problema es que eso dura un solo capítulo. Luego Marina asciende de escalafón – de manera más que sorprendente en un mundo en el que en teoría todo se mira con lupa por miedo a una conspiración – y el reflejo de la baja sociedad se pierde por completo. La luna deja de parecer mortífera por sí misma cuando el dinero lo copa todo en todos los personajes y el contador de oxígeno apenas aparece de forma testimonial. Un personaje pobre, que tuviera que luchar por cada respiración y se colase en el entramado de los grandes familias sin salirse del suyo hubiese sido muy bienvenido para añadir esa angustia del mundo lunar de McDonald. Esto sumado a voces narrativas como la de Lucasinho, que supongo para situarlo en próximas novelas, McDonald se empeña en dotar de un protagonismo que no tiene mientras que a Lobinho, con un papel mucho más original e interesante, se le degrada a casi una voz residual.

No puedo dejar de mencionar el soberbio planteamiento del sexo que hace el autor, de los mejores de los últimos años sin duda alguna. Incluyendo todo tipo de concepciones sexuales y géneros neutros y sin género. Él mismo dijo que había escrito la mejor escena de masturbación femenina de la historia y, sin ser un experto en la materia, puedo decir que no se queda corto. Resulta chocante ese tratamiento liberador del sexo en la luna si nos situamos en el relativamente corto espacio de tiempo que lleva el satélite habitado en la novela, sin duda no lo bastante para perder las influencias morales pero se lo perdonamos porque lo merece y sobre todo porque se agradece.

Por último decir que el final me ha gustado, de hecho, las últimas 70 páginas tienen todo lo que narrativamente pide la novela a gritos, pero de nuevo, la escasez de páginas hace que parezca algo precipitado. 

McDonald ha asegurado que lo convertirá en trilogía, lo que espero que ayude a desarrollar mejor los personajes y solucionar ciertos cabos sueltos que los personajes parecen obviar al final sin mucho sentido.

Una novela que, si bien recomiendo, no está a la altura de complejidad, salvajismo y momentos despiadados de Canción de Hielo y Fuego pero que hará las delicias de los aficionados de la ciencia ficción y las intrigas entre grandes familias.