viernes, 28 de abril de 2017

MAÑANA AZUL - P. Brown



Título: MAÑANA AZUL
Autor: PIERCE BROWN
Editorial: RBA
Páginas: 672
Traducción: Ana Isabel Sanchez Díez




Arriesgándolo todo para hundir la Sociedad dorada, Darrow ha sobrevivido a las despiadadas rivalidades entre los guerreros más poderosos. Ha logrado ascender y ha aguardado pacientemente el momento de desencadenar larevolución que acabará con la jerarquía desde dentro. Por fin ha llegado la hora…. Traicionado por sus aliados, abandonado a la oscuridad, una voz se alzará por la justicia. Para vencer, necesitará persuadir a los que están sumidosen la oscuridad para que rompan sus cadenas y reclamen un destino que se les ha negado durante mucho tiempo. Un destino demasiado glorioso para renunciar a él.

Tenía muchas ganas de empezar esta reseña porque leí la primera y segunda parte, Amanecer Rojo e Hijo Dorado, antes de tener el blog y no hice reseña. Debo decir que es una saga que me ha sorprendido como pocas en los últimos años. Compré el primero por descarte y sin tener ni idea de él, ni reseñas ni nada, cosa muy rara en mí. Quería algo ligero y llegué a pensar que podría incluso reírme si era tan malo como suponía. Iluso de mí, lo sé, pero los ingredientes de otra distopía adolescente con un héroe típico que vive en la parte baja de una sociedad totalitaria no presagiaban nada bueno. El caso es que aquí me tenéis, dos años después, escribiendo la reseña que cierra la trilogía tras darle las gracias al autor en twitter directamente.

Señores, Mañana Azul cierra la mejor trilogía adolescente que podéis leer.


Va a ser difícil hacer esta reseña sin dejarme llevar por el primer y segundo libro, que a mi gusto son los mejores, Hijo Dorado es sencillamente brutal, pero intentaré centrarme. Mañana Azul, en el original Morning Star lo cual tiene mucho más sentido que la traducción una vez te has leído el libro, es un digno cierre de saga pero peca de una repetición de esquema bastante grave.

Esta saga se caracteriza por dos cosas, los personajes secundarios y los giros de guion. Hemos visto a Darrow desde el comienzo y le conocemos bien gracias a la primera persona que emplea Pierce Brown, pero no deja de ser un personaje más prototípico, idealista, con un pasado complicado y que busca una venganza brutal. Es un líder revolucionario joven que se mete en muchos jardines sin pensar. No es nada nuevo lo cual no quita que el autor haya conseguido que sea carismático y empático; si no fuera así, teniendo en cuenta que es la única voz narrativa, la saga sería imposible. Ahora bien, los secundarios son de lo mejorcito, tenemos un elenco de buenos y malos bien desarrollado, con muchos personajes que cambian continuamente de bando, los hemos visto crecer desde las brutales pruebas del Instituto y sabemos sus motivaciones. Esta remesa de novatos que van convirtiéndose en veteranos casa muy bien con las grandes figuras del universo de Brown, los líderes de cada facción, como los emperadores, los caballeros, las furias, etc. 

Si a estos personajes les unimos el juego de casas al más puro estilo romano, tenemos un enorme tapiz de relaciones, alianzas y juegos de poder que lleva a una tensión brutal, no solo porque los protagonistas nunca estén a salvo si no porque no puedes saber si detrás de sus acciones hay algo más que desconoces. Como Darrow, el lector solo ve de ellos lo que dejan ver y no son pocas las sorpresas que nos llevamos en toda la saga con tratos en la sombra o cambios de bando con una lógica oculta que no habíamos podido predecir por lo intrincado de las relaciones nobiliarias.

Por otro lado, al margen de todo esto está la escala de colores. Aquí, al contrario que en la mayoría de distopías adolescentes, la jerarquía “malvada” no es simple. No hay un arriba y un abajo. Los colores se subdividen en facciones, hay élites dentro de las élites y no es tan fácil descubrir quiénes son los malos. ¿Es culpable un dorado, que no ha conocido otra cosa, del aniquilamiento de rojos en un planeta del que ni ha oído hablar? Me ha gustado mucho el papel que juega Mustang aquí, manteniéndose alejada de Darrow pues, aunque compartan objetivos, escogen vías distintas. El conflicto de destruir sin pensar frente al de construir algo mejor. Toda revolución debe pensar que ocurrirá sin consigue vencer y no simplemente lanzarse a la pura destrucción. En este punto la evolución de Sevro también me ha gustado mucho, el personaje se merecía la profundidad que alcanza en este último libro.

Sin embargo, y como ya he dicho, Mañana Azul me parece el más flojo —y aun así le doy cuatro estrellas— básicamente porque después de Amanecer Dorado y su apoteósico final, el autor no ha conseguido transmitir lo mismo y ha caído en un esquema repetitivo que, aunque contiene dos o tres giros que te dejan la cara del revés, al final, y por tenernos tan acostumbrados a ellos en los primeros volúmenes, pierde efecto y se diluye la sorpresa.

No voy a alargarme mucho más porque reseñar un cierre de trilogía sin spoilers es difícil, solo diré que recomiendo esta saga a todo el mundo. Te guste el género que te guste. Es adictiva, entretenida, ligera y divertida. Me ha enganchado como pocas y el mundo es original y considerablemente enorme. Las relaciones son mucho más complicadas de lo que la distopía adolescente nos tiene acostumbrados y el tema del amor está tratado desde un punto de vista real. El instalove aquí no existe —quizá un poquillo al final en una pareja de secundarios— y lo mejor es que se muestra de una forma sana y no dependiente.

Si has leído los otros dos, solo te diré una cosa, los Obsidianos son la leche y Pierce Brown se esfuerza en mostrarnos su mundo y cultura como se merecen. Si te gustaron en los dos primeros aquí te van a flipar todavía más.

Amanecer Rojo, Hijo Dorado y Mañana Azul. Tres joyas en la literatura juvenil que merecen ser leídas y tomadas como ejemplo. Espacio, acción futurista, tecnología verosímil —hasta cierto punto— y enorme profundidad de personajes sobre todo secundarios. Lo tiene todo y hará que disfrutes como un enano.

Per aspera ad astra


lunes, 24 de abril de 2017

LA RUEDA DE TIEMPO - Análisis de la primera mitad de la saga




La Rueda del Tiempo es una de las sagas más importantes dentro de la fantasía clásica y sin duda, la más larga. La edición original contaba con catorce novelas bastante extensas que en España se publicaron divididas en dos volúmenes en su mayoría, dándonos un total de veinte novelas. Sin duda, a día de hoy, con una fantasía más alejada de los clásicos y de la tradición tolkiana del Viaje del Héroe de nuestro amigo Campbell, se trata de una obra difícil de enfrentar. Podemos decir incluso que en muchos aspectos, está atrasada respecto a lo que entendemos hoy en día como fantasía de calidad. Sin embargo, debemos tener presente que el primer volumen se publicó en 1990 y su prosa dista mucho de la corriente actual. Es fantasía puramente clásica y no por ello debemos despreciar su calidad. Esto es importante porque en ocasiones puede resultar difícil separar nuestra visión moderna de la que Jordan tenía cuando se sentó a escribir The Eye of World.

Actualmente llevo leídos 12 volúmenes de la saga –en versión española- y dado que me resultaría imposible reseñarlos uno por uno sin introducir spoilers, he preferido analizar la primera mitad de la saga en su conjunto. 

Empecemos por lo principal, lo que seguramente se pregunta cualquiera que vea la longitud de la saga y el apelativo de fantasía clásica: ¿De verdad merece la pena leerla?

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No voy a ser yo quien diga que no es lenta y pesada en muchos momentos, sobre todo en sus inicios, además de contener explicaciones a todas luces repetitivas y páginas repletas de descripción de personajes. Todo esto es cierto, probablemente la mayoría de pegas sobre la lentitud de su desarrollo tanto de trama como de personajes, en los primeros tres libros sean justificadas, pero honestamente creo que es una forma injusta de acercarse a una saga clásica. La lentitud y exceso de descripciones es necesaria dado el inmenso abanico de personajes que influyen en la trama, todos y cada uno con historia, carácter y motivación propia. Esto no es algo que se pueda conseguir en una novela. No hablamos de cinco personajes, ni de diez. Hay por lo menos una treintena de figuras principales en La Rueda del Tiempo y todos están construidos de forma única. Llegar a todos ellos no es fácil y Jordan sacrifica parte de los primeros volúmenes sabiendo que después será necesario.


Debemos tener una cosa clara, los libros no estaban concebidos para ser divididos en partes. De hecho, es obvio que las ediciones españolas quedan muy cojas de trama si no se leen de dos en dos, lo que resta muchas de sus cualidades a la obra ya que da la sensación de que los personajes no van a ningún sitio. Algo parecido ocurre con las descripciones y las repeticiones. Cuando una saga está acabada y puedes leerla del tirón, todo lo que el autor se esfuerza en recordarte, ya sean descripciones, acontecimientos o reglas mágicas, te va a parecer repetitivo. No es lo mismo que si has tenido que esperar un par de años hasta leer la continuación. Por eso digo que las críticas son ciertas, todas ellas están en los libros, pero hay que tener claro la causa de ello y tenerlo en cuenta.

Una vez aclarado esto, pasemos a trama y personajes. 

Como situación general, os dejo este resumen de contexto y ambientación. Hay mucho más pero hablar en profundidad de la trama desvelaría demasiadas cosas y un argumento de veinte libros es difícil de resumir: 

La historia está ambientada en un mundo fantástico con la estructura social y con elementos culturales de finales del siglo XVII (y en el que la pólvora es el secreto mejor guardado de la asociación de los Iluminadores); un mundo con complejas relaciones socio-políticas entre las naciones, cada una con una cultura e idiosincrasia bastante características. En este complejo mundo de precarios equilibrios hay una fuerza central que mueve los hilos en las sombras de ese complicado contexto socio-político: las Aes Sedai, una hermandad de poderosas mujeres capaces de entrar en contacto con el Poder Único que se obtiene de la Fuente Verdadera, fuente vital del universo que hace girar la Rueda del Tiempo. Esta Fuente Verdadera está dividida en una mitad masculina (Saidin) y una mitad femenina (Saidar). Sólo los hombres pueden encauzar Saidin y sólo las mujeres puede encauzar Saidar. Por desgracia el Saidin quedó contaminado hace 3000 años por la pátina del Oscuro, condenando desde entonces a todo varón capaz de encauzar dicho poder a la locura y a la muerte. La contaminación del Saidin provocó la Época de la Locura en la que el mundo quedó asolado y desfigurado y se perdieron para siempre los avances y el modo de vida de toda la civilización de la que ahora sólo quedan algunas reliquias y leyendas. Ahora, el Saidin ha encontrado un nuevo vehículo, un muchacho, y de su lucha por esquivar la locura surgirán los acontecimientos que decidirán el destino del mundo.

A pesar de la longitud de la saga, cada libro contiene una historia propia llena de subtramas únicas que en la mayoría de casos se cierran en ese volumen determinado. Es un formato muy televisivo de hecho, pues cada libro es como un gran capítulo con conexiones entre sí y una evidente trama conjunta de fondo pero que al mismo tiempo se renueva con personajes y situaciones únicas. Esto hace, sobre todo a partir del tercer volumen, que la obra gane en entretenimiento y no sea una eterna búsqueda de la resolución final. Vemos triunfos y derrotas, el ascenso y caída de grupos y personajes, sentimos el tiempo pasar, la rueda girar y somos testigos de que la saga abarca un buen puñado de años.



Si ya hemos hablado de los grandes defectos de la saga —lentitud y repetición— toca ahora hablar de sus enormes virtudes. 


-Verosimilud: Empezamos fuerte. Me tacharéis de loco, ¿verosimilitud en una saga con magia por todas partes, razas distintas y espadas mágicas? Pues sí. En el mundo de Jordan todas esas cosas son verosímiles pero es que además, consigue como pocos transmitir el desconcierto que provocan las noticas y rumores al viajar tan lentas por el mundo, habla del miedo a lo desconocido, del uso de las masas como instrumento de política y poder, conjuras, confabulaciones, engaños, profetas, luchas de fe… todo lo que queráis y más pero tratado de un punto muy realista. Aquí no hay cuatro tíos con decisiones de blanco y negro. En La Rueda del Tiempo las decisiones son todas grises y tienen consecuencias catastróficas en lugares insospechados. La cascada de consecuencias es eterna y hechos de los primeros libros siguen trayendo cola durante toda la saga aunque al principio parecieran no tener importancia.

-Mundo global: El mapa de Robert Jordan es de mis favoritos de fantasía. Es sencillamente colosal. Los personajes tardan meses en cruzar la mitad, tanto que Jordan se vio obligado a crear un método de transporte alternativo si no quería que los protagonistas se murieran de viejos en los caminos. Pero no es solo el tamaño, cada región tiene un folclore propio, supersticiones, formas de ver el mundo y tradiciones muy diferenciadas. No puedes ir a Tear y hablar igual que en el Yermo de Aiel. Los modismos, la forma de hablar y comunicarse, hasta el trato de hombres y mujeres varía. Y por si fuera poco, metido en todo esto hay grupos y comunidades aparte que chocan con todos los demás, como los Ogier, los Tuatha’an o los Hijos de la Luz. El mundo es rico hasta niveles mastodónticos y el detalle es muy superior a lo normal en mundos de fantasía.

-Protagonistas: Muchos, muy buenos y con perfiles muy distintos. Algunos son insoportables, lo admito, pero es parte del juego. Hay tantos que a la fuerza algunos te caerán mejor y otros peor. Cada lector tiene sus favoritos y aunque no todos tienen voz narrativa, no hay ni uno solo sin peso en la trama y acciones de importancia. De hecho cada libro alterna los puntos de vista entre varios personajes por lo que en cada uno de ellos tienes una visión distinta de acontecimientos parecidos. Ver la locura que azota a Rand desde su cabeza y desde los ojos de los que le rodean no tiene precio.

-Humanidad: En La Rueda del Tiempo hay multitud de razas. Desde seguidores del oscuro como los inhumanos Myddraal, hasta los tranquilos y sabios Ogier, pero lo que sorprende es que pese a la naturaleza no humana de gran parte de los acontecimientos y batallas, la humanidad es el eje y motor de la obra. No me refiero a personajes humanos sino a problemas verdaderamente humanos. Pocas veces he visto el reflejo de las vergüenzas del hombre en nuestro mundo real tan bien reflejadas en un mundo de fantasía. Hay fanatismo a varios niveles, toma de decisiones frente a lo desconocido que muestran el miedo que nos da lo que no podemos categorizar. Juzgamos y condenamos en la misma medida que los personajes y ver todo esto tan bien implantado juega en favor de la verosimilitud de la que hablábamos antes y hace que la saga tenga un fondo impresionante. El blanco y el negro no existe en La Rueda del Tiempo más allá del conflicto original del bien y el mal. En realidad, tan solo tenemos un enorme mal, encarnado en el Oscuro, frente a un gran abanico de grises más o menos oscuros. En la Rueda del Tiempo hace el bien tiene muchos matices y ninguno es el correcto. Del mismo modo, el amor es un tema importante porque sencillamente, lo es en la vida real. Los personajes cambian y los romances evolucionan. Aquí el instalove no existe. Eso sí, Jordan a veces peca mucho de conservador en las relaciones hombre-mujer.

-Magia: El sistema dual de Jordan se basa en un poder supremo dividido en dos mitades, el Saidin, la masculina, y el Saidar, la femenina. La magia se crea en hilos de distintas naturalezas que se unen en tejidos y tapizados de magia con distintos usos. La dicotomía masculina y femenina, que lleva a los hombres a la locura y a las mujeres a dominar el mundo, es parte vital de la trama y ofrece un mundo ilimitado de posibilidades. Por otro lado, está el alcance de la magia. Los personajes más poderosos no se limitan a hacer cosas menores con la magia, aquí caen rayos y meteoritos del cielo, se rompe el mismo tejido de la realidad e incluso se crean armas capaces de acabar con un enemigo retrocediendo en el tiempo y eliminando su recuerdo. No hablamos de unos pocos hechizos, es magia a lo grande y de proporciones épicas.

Hay muchas más razones, podría hablar de la inmensa calidad de la mitología que crea Jordan, de la profundidad de las creencias arraigadas en sus ciudades y habitantes, de la colosal organización de su mundo, etc. pero saldría un artículo muy largo. Solo mencionando a cada personaje me quedaría sin espacio.
Todo esto y mucho más, lo podéis encontrar en tan solo la mitad de la saga, no quiero ni imaginarme cómo será el resto. Haceos un favor, sed valientes, leed con calma y siempre de dos en dos, pero leedla. Merece la pena seguir a Rand, Matt y Perryn y al resto de personajes en su avance y crecimiento desde que son unos chiquillos hasta que acaban llevando el peso de naciones enteras.
Hay mucho por descubrir. La rueda gira y gira, y las eras se suceden. No dejéis que lo haga sin vosotros.



Extra: Era un rumor desde hace tiempo pero ya tenemos la confirmación oficial por parte de la viuda de Jordan, habrá serie de televisión. Variety ya han confirmado que el rodaje está en marcha y promete ser una digna adaptación. Sony Pictures Television se encargará de la producción junto a Red Eagle Entertainment y Radar Pictures. El showrunner de la serie será Rafe Judkins (guionista de Agents of S.H.I.E.L.D.) Os adjunto el enlace a la noticia en Fantifica.