Título: DIOSES MENORES
Autor: TERRY PRATCHETT
Páginas: 352
¿Se puede decir que Dioses Menores es el mejor libro de sir Terry Pratchett? Sí, se puede, y eso
que dije lo mismo de Mort pero es que
Dioses Menores es superior en todos
los sentidos. Quedan muchos libros del Mundodisco por leer pero hasta ahora, no
hay ninguno mejor.

Dioses Menores nos lleva hasta la ciudad de Omnia, cuna y sede de
la religión del Gran Dios Om, cuyo poder ha esclavizado a todas y cada una de
las ciudades de los alrededores. Solo unas pocas resisten y la más importante de
todas es la ciudad de Ephebe, justo al otro lado del desierto, cuna del
pensamiento crítico y la incipiente filosofía.
Ojo, si conoces un poco a
Pratchett sabrás que no se casa con nadie, y aquí lo demuestra una vez más. Se
mete muy mucho con la religión, y más todavía con el fanatismo, pero no deja de
lado a la filosofía. No por criticar una, alaba a la otra. Se ríe de ambas, de
sus conceptos y de la ineptitud de centrarse solo en eso.
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Nuestro amigo Brutha, escogido de dios. |
El gran protagonista es Brutha,
hasta ahora uno de mis personajes favoritos del Mundodisco y probablemente el
que más evoluciona en un solo libro. Brutha es un don nadie en la jerarquía de
la iglesia de Om. Se dedica a cuidar un jardín, amontonar estiércol y poco más.
Habla lo mínimo, piensa menos aún y no tiene un solo amigo. Además es inútil
hasta la saciedad, pero eso sí, tiene un don, su memoria. Tiene la capacidad de
recordar todo lo que le ha pasado en su vida aunque es incapaz de sacarle
partido, tanto que es incluso analfabeto. Dado que reúne las condiciones ideales
de un ciego seguidor de la fe, cuando Vorbis, el jefe de la Exquisición —no
confundir con la deprimente Inquisición, por supuesto— se entera de su
habilidad, se encargará de aprovecharla al máximo para sus propios intereses.
El contraste entre Vorbis y Brutha
es grandioso y protagoniza gran parte de los mejores momentos de la novela. El
uno, fuerte, autoritario, con una cabeza hermética, de la que no entra ni sale
nada, en contraste con Brutha, permeable al extremo y sin noción de lo que
significa pensar por sí mismo. Cuando estos dos llegan a Ephebe y se encuentran
con el filósofo ciego Didactylos, la conjunción de Pratchett toma forma y las
sátiras se suceden una tras otra. Esta vez no hay carcajadas sonoras de fondo,
esta vez Pratchett consigue que una sonrisa permanente, casi traviesa, te
acompañe en cada página. Es otro tipo de humor, lo prefiero, pero es cosa de
gustos. El conjunto eso sí, es delicioso.
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-Disculpe, ¿podríamos de dios a dios un segundo? |
A toda esta conjunción hay que
sumarle la genialidad del Maestro, la pieza más importante, el núcleo de la
historia. Dios. Aquí hay varios, y de muchos tamaños, pero el principal es el
Gran Dios Om. El problema de Om es que se ha visto convertido en una tortuga
tuerta, ha perdido sus poderes y solo puede comunicarse con Brutha. Curioso, el
chico más tonto, incapaz de razonar, es el único que puede comunicarse con Om.
Pratchett en estado puro.
Es impagable el uso de Pratchett
de las religiones de nuestro mundo aplicadas al Mundodisco. Las reflexiones
sobre la religión en boca de un dios, los debates teológicos cargados de pullas
entre los filósofos y los fanáticos, y la impresionante evolución de Brutha,
tan bien llevada como la maldad de Vorbis.
Sir Terry Pratchett lo consigue de nuevo y ya van unas cuantas. Si
tienes que leer un solo libro de Pratchett, lee Dioses Menores.
Siempre he escuchado que es uno de esos libros de Mundodisco de los que puedes usar para entrar en el fantástico universo de Pratchett. Mi plan es ponerme este verano en la playita a tope con Pratchett. Un abrazo^^
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