Título: UN LUN DUN
Autor: CHINA MIÉVILLE
Editorial: OZ EDITORIAL
Páginas: 412
Traducción: Gema Facal, Joan Eloi Roca
Sobre la edición, hay que reconocer la labor de Oz Editorial con la maquetación, incluyendo de manera genial y muy acertada el término Automóvil como el autor lo había imaginado: del revés. Es de agradecer y mucho, este esfuerzo por conservar la intencionalidad del autor y su juego con el lenguaje, algo por cierto que hace de maravilla con la figura de Don Parlante y sus pronúnditos. Del mismo modo, la traducción ha conseguido crear unos términos en nuestro idioma manteniendo el tono del original en una tarea que supongo no habrá sido nada fácil.
China Miéville es uno de esos
autores extraños, peculiares, con más cosas en la cabeza que la simple
escritura y con la habilidad de plasmar en sus líneas mucho más de lo que las
meras palabras parecen decir. Esto se ve en todas sus novelas y Un Lun Dun, novela juvenil que aparenta
una sencillez infantil, no es una excepción. La literatura gana algo más que un
autor gracias a Miéville y el lector audaz sabrá apreciarlo al mismo tiempo que
disfruta de la novela.
La trama promete una simpleza
propia del género juvenil, ya lo hemos comentado. Tenemos un par de amigas, una
de ellas especial y distinta del
resto, la otra, casi vulgar y mero acompañante de la figura principal. Básicamente
tenemos el dúo prototípico que hemos visto en mil novelas y películas. También
tenemos un mundo nuevo, uno al que solo nuestra amiga especial parece ser
sensible y al que por supuesto sólo ella conseguirá acceder acompañada de su
inseparable amiga. Tenemos una elegida, un mundo en peligro, un villano
terrorífico y una misión vital que solo ella puede llevar a cabo. Tenemos todo
esto, sí, y en la página cincuenta nos damos cuenta de que realmente la novela
no tiene nada que ver con eso.
Pasemos al mundo, un reverso del
nuestro, una ciudad deformada, absurda a nuestros ojos, una aburbe. El nombre es Alondres y como su
gemela conocida, tiene barrios, habitantes, peligros y autobuses rojos con sus
correspondientes conductores. Pero también tiene Pasaguas, la evolución de
nuestros paraguas, jirafas carnívoras, bibliotecas infinitas, casas vivas y
fantasmas con gobierno, hogares y listas de empadronamiento.
El mundo de Miéville está plagado
de un tono de sorna ácida en cada esquina, una forma muy personal de retorcer
nuestra realidad hasta que adquiere otro significado, pero sin perder del todo
su origen, manteniendo una lógica absurda pero que de algún modo tiene sentido.
Claro que los autobuses pueden viajar por el aire, ¿por qué no? El problema es
manejarlos, no hacer que vuelen.
En medio de todo este mundo
repleto de referencias y fusiones de nuestra realidad, hay una trama que
trasciende Alondres para adentrarse en nuestro mundo. Aquí el villano no es una
persona, sino un ente, el llamado Esmog, una nube de vapores tóxicos que hemos
creado entre todos y que fue creciendo tanto hasta tomar conciencia de sí
misma. Alondres se ve inmersa en una guerra contra tan formidable enemigo y
aguanta a la espera de su elegida para vencer de una vez por todas. ¿Pero qué
pasa si la elegida falla? ¿Y si el libro mágico que todo lo sabe se equivoca? ¿Y
si los sabios no entienden la realidad que les rodea? ¿Y si lo que todo el
mundo tiene tan claro, no fuese cierto? China Miéville hace estas preguntas y
lleva a su banda de protagonistas, incluyendo un cartoncito de leche adorable —por
supuesto que un cartón de leche puede serlo, ¿por qué no?—, a forzar los límites
de lo que en teoría hay que hacer, hasta lo que realmente necesita hacerse. En
una reflexión muy real sobre la valentía, la toma de decisiones y la verdadera
responsabilidad, consigue que un mundo a todas luces inverosímil sirva de
escenario para cuestiones que todos tenemos que hacernos alguna vez. Y lo hace
en un libro enfocado a un público infantil. Hola, soy China Miéville y creo
firmemente que los niños y adolescentes no son tontos y deben asumir su
responsabilidad.
Nuestra banda de protagonistas. Sí, es una cabeza en forma de jaula. |
Es cierto que la novela a veces
peca de un excesivo runrún repetitivo que lleva a una cierta cantidad de
páginas que bien podía haberse ahorrado, facilitando la lectura ya de paso,
pero el conjunto final es más que positivo y la parte más pesada se solventa
sin problemas gracias a un final que no por previsible resulta menos
satisfactorio.
Incluye además una serie de
imágenes terribles, todas relacionadas con la presencia del Esmog y sus
criaturas, de las que no es difícil sacar una lectura con tintes
medioambientales. Seres consumidos por el vicio y la adicción al humo tóxico
que no son capaces de pensar si no tienen un suministro constante de su droga, y que, aunque esta acabe
transformándolos, ni quieren ni pueden huir de ella (¿A nadie le suena a nada
conocido?).
¿No os había dicho que los cubos de basura son ninjas? |
Sobre la edición, hay que reconocer la labor de Oz Editorial con la maquetación, incluyendo de manera genial y muy acertada el término Automóvil como el autor lo había imaginado: del revés. Es de agradecer y mucho, este esfuerzo por conservar la intencionalidad del autor y su juego con el lenguaje, algo por cierto que hace de maravilla con la figura de Don Parlante y sus pronúnditos. Del mismo modo, la traducción ha conseguido crear unos términos en nuestro idioma manteniendo el tono del original en una tarea que supongo no habrá sido nada fácil.
Un Lun Dun es una novela para regalar a todos los hijos, nietos,
sobrinos, primos y demás, pues para ellos es principalmente, pero también es
una obra para recomendar al público adulto, que la disfrutará tanto o más.
China Miéville logra entretener, hacer reír y en muchos casos reflexionar, sin
perder nunca de vista el tipo de libro que es. La literatura juvenil no tiene
por qué ser estúpida y los tópicos no tiene por qué ser negativos.
No podría estar más de acuerdo con tu reseña, el libro esta repleto de imaginación, Alondres es fabulosa y un escenario perfecto para hacer crítica social sin que parezca que te están dando un sermón. La forma en que juega con lo tópicos hacen que sea un libro aún mejor.
ResponderEliminarPD: yo no podía dejar de imaginar Cuajo como el protagonista del vídeo de Blur Coffee And TV.
Besos
Este va a caer si o si, como todo lo de Miéville. Lo estoy probando ahora por primera vez con Embassytown y me esta flipando. El tío esta loco, pero muy loco, pero una locura de la buena, de la que gozamos los lectores. Tiene muy buena pinta la historia. Un abrazo^^
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